Misa 27 de septiembre 2020

Homilía XXVI Domingo del tiempo ordinario

  Hijo, ve hoy a trabajar en la viña 

La Palabra de Dios nos evoca hoy, mediante  la parábola  de los dos hijos, que ante la orden del padre de ir a su viña responde el primero que no, pero luego sí va; y el segundo  responde  que sí, pero después no va. Se ad vierte una gran diferencia entre el primero, que es perezoso, y el segundo, que es hipócrita. 1. En el corazón del primero, después del «no», resonaba  de nuevo la invi­tación del padre. 2. En cambio, en el segundo, a pesar del «sí», quedó sepultada la voz del padre. El recuerdo del padre ha sacudido al primer hijo de la pereza,  mientras  el se­ gundo, que conocía el bien, ha desmentido el decir con el hacer. En realidad, se había vuelto impermeable a la voz de Dios y de la conciencia  y había abrazado sin problemas una doble vida. 3. Con esta parábola, Jesús abre dos caminos ante nosotros que no siempre estamos dispuestos a decir «sí» con las palabras y las obras, porque somos pe­cadores. Pero podemos elegir entre ser pecadores  en camino, que están a la escucha del Señor, y cuando caen se arrepienten y se levantan, como  el primer  hijo; o bien, ser pecadores  sentados,  prontos a justificarse siempre y solo de palabra según lo que les convenga. La vida cristiana es un camino humilde de una conciencia nunca rígida y siem­ pre en relación con Dios, que sabe arrepentirse y fiarse  de Él en su pobreza, sin presumir nunca de bastarse a sí misma. Así se supera el antiguo mal denunciado por Jesús en la parábola: la hipocresía, la doblez de vida,  el clericalismo  acompañado  del legalismo, el alejamiento de  Ia gente. La Palabra  clave es arrepentirse; es el arrepentimiento  que im­pide el endurecimiento: transformar el «no» a Dios en «sí», y el «sí».al pecado en «no» por amor del Señor (1-10-2017)  PAPA FRANCISCO