Domingo XXIII del tiempo ordinario
Misa 5 de septiembre 2021
“ Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos ”
Papa Francisco: Llevaron ante Jesús a un sordomudo, pidiéndole que le impusiera la mano. Él, antes de todo, lo apartó lejos de la multitud. Jesús puso los dedos en las orejas del sordomudo y con la saliva le tocó la lengua. Esto recuerda a la Encarnación: se hizo hombre, y puede comprender la condición penosa de otro hombre e interviene con un gesto en el cual está implicada su propia humanidad. Al mismo tiempo, Jesús quiere hacer entender que el milagro sucede por motivo de su unión con el Padre: por esto, levantó la mirada al cielo. Después emitió un suspiro y pronunció la palabra resolutiva: «Effetá», que significa «Ábrete». Y enseguida el hombre fue sanado se le abrieron los oídos, se soltó la atadura de su lengua. La sanación fue para él una «apertura» a los demás y al mundo. Sobre todo, la sanación de la enfermedad. Pero hay una segunda sanación, quizá más difícil, y es la sanación del miedo. La sanación del miedo que nos empuja a marginar al enfermo. Demasiadas veces el enfermo y el que sufre se convierten en un problema, mientras que deberían ser ocasión para manifestar la preocupación y la solidaridad de una sociedad en lo relacionado con los más débiles. Jesús nos ha desvelado el secreto de un milagro que podemos repetir también nosotros: se trata de abrirnos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y necesitan ayuda, escapando del egoísmo y la cerrazón del corazón. Es precisamente el corazón, el núcleo profundo de la persona, lo que Jesús ha venido a «abrir», a liberar, para hacernos capaces de vivir plenamente la relación con Dios y con los demás (9-9-2018). [Santa Teresa de Calcuta] Pensemos juntos hoy en la Madre Teresa de Calcuta. Una hermana pequeña -nadie daba diez céntimos por ella- que iba por las calles recogiendo moribundos para que tuvieran una muerte digna. Esta pequeña hermana, con la oración y con su obra hizo maravillas. La pequeñez de una mujer revolucionó la obra de la caridad en la Iglesia. Es un ejemplo de nuestros días. Debemos esforzarnos en abrir el corazón y la mente, para acoger la realidad divina que viene a nuestro encuentro. Se trata de tener fe: la falta de fe es un obstáculo para la gracia de Dios (8-7-2018).
TODO LO HAS HECHO BIEN EN MI VIDA, TODO LO MALO ES COSECHA PROPIA DE MIS PECADOS , QUE ME HAS PERDONADO, TE DOY GRACIAS POR MIS PADRES QUE ME LLEVARON A TU IGLESIA : EN EL BAUTISMO SE ME ABRIÓ EL OÍDO PARA ESCUCHAR TU PALABRA Y LA BOCA PARA PROCLAMAR TUS MARAVILLAS. ¡ QUE NUNCA ME APARTE DE TU CAMINO , QUE NUNCA ME DESENTIENDA DE TU AMISTAD !Y QUE ESA AMISTAD ME LLEVE A SERVIRTE CERCA DEL QUE SUFRE , DE ALMA O CUERPO: EN CADA ENFERMO ESTÁS TÚ, COMO COMPROBAMOS EN LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS Y AL PIE DE LA CAMA DE CADA ENFERMO.