Misa 22 de diciembre 2024

Cuarto domingo de Adviento
La vela roja será encendida en último lugar y con ella representamos y confirmamos nuestro amor incondicional a Dios Nuestro Señor y él a nosotros.
Al encender estas cuatro velas, en el último domingo,
pensamos en ella, la Virgen,
tu madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia,
con más ternura, con más amor.
Nadie te recibió con más alegría.
Te sembraste en ella
como el grano de trigo se siembra en el surco.
En sus brazos encontraste la cuna más hermosa.
También nosotros queremos prepararnos así:
en la fe, en el amor y en el trabajo de cada día.
¡Ven pronto, Señor. Ven a salvarnos!

¡Dichosa tú, que has creído!

Papa Francisco: Aprendamos de la Virgen esta forma de reaccionar: levantarnos, sobre todo cuando las dificultades amenazan con aplastarnos , para no empantanarnos en los problemas , hundiéndonos en la autocompasión o cayendo en una tristeza que nos paraliza. Pero ¿por qué levantarnos ?Porque Dios es grande y está preparado para levantarnos si nosotros le tendemos la mano. Entonces arrojemos en Él los pensamientos negativos , los miedos que bloquean todo impulso y que impiden ir adelante . Y después hagamos como María : ¿miremos a nuestro alrededor y busquemos alguna persona a la que podamos ser de ayuda ! (19/1272021)

Al encender la cuarta vela de Adviento una oración:

La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace.Ellos son los benditos de Dios que le reciben. Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre, porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe. Nos unimos a La Virgen y San José con un sincero deseo de renunciar a todo lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.