Listado de la etiqueta: 2019

Listado de la etiqueta: 2019

» Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos. «

Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 66, 18-21

Esto dice el Señor:
Yo vendré para reunir
a las naciones de toda lengua:
vendrán para ver mi gloria,
les daré una señal, y de entre ellos
despacharé supervivientes a las naciones:
a Tarsis, Etiopía, Libia,
Masac, Tubal y Grecia;
a las costas lejanas
que nunca oyeron mi fama
ni vieron mi gloria:
y anunciarán mi gloria a las naciones.
Y de todos los países, como ofrenda al Señor,
traerán a todos vuestros hermanos
a caballo y en carros y en literas,
en mulos y dromedarios,
hasta mi Monte Santo de Jerusalén
–dice el Señor–,
como los israelitas, en vasijas puras,
traen ofrendas al templo del Señor.
De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas
–dice el Señor–.

Salmo

Sal 116, 1. 2 R. Id al mundo entero y predicad el Evangelio.

Alabad al Señor todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13

Hermanos:
Habéis olvidado. la exhortación paternal que os dieron:
«Hijo mío, no rechaces el castigo del Señor,
no te enfades por su reprensión;
porque el Señor reprende a los que ama
y castiga a sus hijos preferidos.»
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos,
pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ningún castigo nos gusta cuando lo recibimos, sino que nos duele;
pero después de pasar por él,
nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles,
robusteced las rodillas vacilantes,
y caminad por una senda llana:
así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según San Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
–Señor, ¿serán pocos los que se salven?
Jesús les dijo:
–Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois.» Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas.» Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados.»
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

» He venido a prender fuego en el mundo «

Primera lectura

Lectura del libro de Jeremías 38,4-6.8-10:

En aquellos días, los príncipes dijeron al rey: «Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.»
Respondió el rey Sedecías: «Ahí lo tenéis, en vuestro poder: el rey no puede nada contra vosotros.»
Ellos cogieron a Jeremías y lo arrojaron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. En el aljibe no había agua, sino lodo, y Jeremías se hundió en el lodo.
Ebedmelek salió del palacio y habló al rey: «Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad.»
Entonces el rey ordenó a Ebedmelek, el cusita: «Toma tres hombres a tu mando, y sacad al profeta Jeremías del aljibe, antes de que muera.»

Salmo

Sal 39 R/. Señor, date prisa en socorrerme

Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito. R/.

Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos. R/.

Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor. R/.

Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 12,1-4

Una nube ingente de testigos nos rodea: por tanto, quitémonos lo que nos estorba y el pecado que nos ata, y corramos en la carrera que nos toca, sin retiramos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Recordad al que soportó la oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

» No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. »

Primera lectura

Lectura del libro de la Sabiduría 18, 6-9

Aquella noche se les anunció de antemano a nuestros padres, para que tuvieran ánimo al conocer con certeza la promesa de que se fiaban.
Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables. Pues con una misma acción castigabas a los enemigos y nos honrabas llamándonos a ti.
Los hijos piadosos de un pueblo justo ofrecían sacrificios a escondidas y de común acuerdo se imponían esta ley sagrada: que todos los santos serían solidarios en los peligros y en los bienes; y empezaron a entonar los himnos tradicionales.

Salmo

Sal 32, 1 y 12. 18-19. 20 y 22 R. Dichoso el pueblo a quien Dios escogió.

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos;
dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19

Hermanos:
La fe es seguridad de lo que se espera,
y prueba de lo que no se ve.
Por su fe son recordados los antiguos:
por fe obedeció Abrahán a la llamada y
salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad.
Salió sin saber adonde iba.
Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida,
habitando en tiendas
–y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa–
mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos
cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por fe también Sara, cuando ya le había pasado la edad,
obtuvo fuerza para fundar un linaje,
porque se fió de la promesa.
Y así, de una persona, y ésa estéril,
nacieron hijos numerosos,
como las estrellas del cielo
y como la arena incontable de las playas.
Con fe murieron todos éstos,
sin haber recibido la tierra prometida;
pero viéndola y saludándola de lejos,
confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.
Es claro que los que así hablan,
están buscando una patria;
pues si añoraban la patria de donde habían salido,
estaban a tiempo para volver.
Pero ellos ansiaban una patria mejor,
la del cielo.
Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios:
porque les tenía preparada una ciudad.
Por fe Abrahán, puesto a prueba,
ofreció a Isaac:
y era su hijo único lo que ofrecía,
el destinatario de la promesa,
del cual le había dicho Dios:
«Isaac continuará tu descendencia.»
Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder
hasta para resucitar muertos.
Y así recobró a Isaac como figura del futuro.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 32-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No temas, pequeño rebaño; porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes, y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre.
Pedro le preguntó:
–Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?
El Señor le respondió:
–¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas ?
Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.

«Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23

Vaciedad sin sentido, dice el Predicador,
vaciedad sin sentido; todo es vaciedad.
Hay quien trabaja con destreza,
con habilidad y acierto,
y tiene que legarle su porción
al que no la ha trabajado.
También esto es vaciedad y gran desgracia.
¿Qué saca el hombre de todo su trabajo
y de los afanes con que trabaja bajo el sol?
De día dolores, penas y fatigas;
de noche no descansa el corazón.
También esto es vaciedad.

Salmo

Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9 R. Escucharemos tu voz, Señor.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
vitoreándolo al son de instrumentos. R.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No, endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto,
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque hablan visto mis obras.» R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 3, 1-5. 9-11

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia, y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos de la vieja condición humana, con sus obras, y revestíos de la nueva condición, que se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres; porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
–Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
El le contestó:
–Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?
Y dijo a la gente:
–Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola:
–Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.
Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe, y date buena vida.»
Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿de quién será?»
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.

«Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe, quien busca, halla, y al que llama se le abre.»

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 18, 20-32

En aquellos días, el Señor dijo:
–La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán.
Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios:,
–¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable– ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo ¿no hará justicia?
El Señor contestó:
–Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.
Abrahán respondió:
–Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?
Respondió el Señor:
–No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.
Abrahán insistió:
–Quizá no se encuentren más que cuarenta.
–En atención a los cuarenta, no lo haré.
Abrahán siguió hablando:
–Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta ?
–No lo haré, si encuentro allí treinta.
Insistió Abrahán:
–Me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran veinte?
Respondió el Señor:
–En atención a los veinte no la destruiré.
Abrahán continuó:
–Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se
encuentran diez?
Contestó el Señor:
En atención a los diez no la destruiré.

Salmo

Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 6-7ab. 7c-8 R. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.

Daré gracias a tu nombre,
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida. R.

Extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo
y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 2, 12-14

Hermanos:
Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo
y habéis resucitado con él,
porque habéis creído en la fuerza de Dios
que lo resucitó.
Estabais muertos por vuestros pecados,
porque no estabais circuncidados;
pero Dios os dio vida en Cristo,
perdonándoos todos los pecados.
Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas
y era contrario a nosotros;
lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 11, 1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
–Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.
El les dijo:
–Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.»
Y les dijo:
–Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle:
«Amigo, préstame tres panes,
pues uno de mis amigos ha venido de viaje
y no tengo nada que ofrecerle.»
Y, desde dentro, el otro le responde:
«No me molestes; la puerta está cerrada;
mis niños y yo estamos acostados:
no puedo levantarme para dártelos.»
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará,
buscad y hallaréis,
llamad y se os abrirá;
porque quien pide, recibe,
quien busca, halla,
y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

« María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán »

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 18, 1-10a

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo:
–Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo.
Contestaron:
–Bien, haz lo que dices.
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
–Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.
El corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron:
–¿Dónde está Sara tu mujer?
Contestó:
–Aquí, en la tienda.
Añadió uno:
–Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.

Salmo

Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5 R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino;
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.

El que no presta dinero a usura,
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra, nunca fallará. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1,24-28

Hermanos:
Me alegro de sufrir por vosotros:
así completo en mi carne los dolores de Cristo,
sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia.
Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia,
asignándome la tarea de anunciaros a vosotros
su mensaje completo:
el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones
y que ahora ha revelado a su pueblo santo.
Dios ha querido dar a conocer a los suyos
la gloria y riqueza que este misterio
encierra para los gentiles:
es decir, que Cristo es para vosotros
la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo;
amonestamos a todos, enseñamos a todos,
con todos los recursos de la sabiduría,
para que todos lleguen a la madurez
en su vida cristiana.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.

«Anda, haz tú lo mismo»

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10-14

Habló Moisés al pueblo diciendo:
–Escucha la voz del Señor tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda el alma.
Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir:
«¿quién de nosotros subirá al cielo
y nos lo traerá y nos lo proclamará,
para que lo cumplamos?»
Ni está más allá del mar, no vale decir:
«¿quién de nosotros cruzará el mar
y nos lo traerá y nos lo proclamará,
para que lo cumplamos?»
El mandamiento está muy cerca de ti:
en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.

Salmo

Sal 68, 14 y 17. 30-31. 33-34. 36ab y 37 R. Buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.

Mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia,
por tu gran compasión vuélvete hacia mí. R.

Yo soy un pobre malherido,
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.

El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1, 15-20

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
El es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
El es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 25-37

En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
–Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo:
–¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?
El letrado contestó:
–«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
El le dijo:
–Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús:
–¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo:
–Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
–Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
El letrado contestó:
–El que practicó la misericordia con él.
Díjole Jesús:
–Anda, haz tú lo mismo.

«Paz a esta casa.»

Primera lectura

Lectura del Profeta Isaías 66, 10-14c

Festejad a Jerusalén, gozad con ella,
todos los que la amáis,
alegraos de su alegría,
los que por ella llevasteis luto;
mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos,
y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor:
Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz,
como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas
y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo;
(en Jerusalén seréis consolados).
Al verlo se alegrará vuestro corazón
y vuestros huesos florecerán como un prado;
la mano del Señor se manifestará a sus siervos.

Salmo

Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a. 16 y 20 R. Aclamad al Señor, tierra entera.

Aclamad al Señor, tierra entera,
tocad en honor de su nombre,
cantad hinmos a su gloria;
decid a Dios: «Qué temibles son tus obras.» R.

Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R.

Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos con Dios,
que con su poder gobierna eternamente. R.

Fieles de Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 6, 14-18

Hermanos:
Dios me libre de gloriarme
si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
en la cual el mundo está crucificado para mí,
y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es circuncisión o incircuncisión,
sino criatura nueva.
La paz y la misericordia de Dios
vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma;
también sobre Israel.
En adelante, que nadie me venga con molestias,
porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo
está con vuestro espíritu, hermanos.
Amén.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 1-12. 17-20

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa.» Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.
No andeis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios.»
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros.» «De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios.»
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
–Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.
El les contestó:
–Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

» El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios «

Primera lectura

Lectura del libro primero de los Reyes 19, 16b. 19-21

En aquellos días, el Señor dijo a Elías:
–Unge como profeta sucesor a Eliseo, hijo de Safat, natural de Abel–Mejolá.
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando, con doce yuntas en fila y él llevaba la última. Elías pasó a su lado y le echó encima su manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió:
–Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.
Elías contestó:
–Ve y vuelve, ¿quién te lo impide?
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los mató, hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente. Luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a sus órdenes.

Salmo

Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11 R. El Señor es mi lote y mi heredad.

Protégeme, Dios mio, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente, al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4, 31b – 5, 1. 13-18

Hermanos:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado.
Por tanto, manteneos firmes,
y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Hermanos, vuestra vocación es la libertad:
no una libertad para que se aproveche el egoísmo;
al contrario, sed esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la ley se concentra en esta frase:
«amarás al prójimo como a ti mismo».
Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros,
terminaréis por destruiros mutuamente.
Yo os lo digo: andad según el Espíritu
y no realicéis los deseos de la carne;
pues la carne desea contra el espíritu
y el espíritu contra la carne.
Hay entre ellos un antagonismo tal,
que no hacéis lo que quisierais.
Pero si os guía el Espíritu,
no estáis bajo el dominio de la ley.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 51-62

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino entraron en una aldea de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: –Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?
El se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno:
–Te seguiré adonde vayas.
Jesús le respondió:
–Las zorras tienen madriguera y los pájaros, nido, pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo:
–Sígueme.
El respondió:
–Déjame primero ir a enterrar a mi padre.
Le contestó:
–Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.
Otro le dijo:
–Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.
Jesús le contestó:
–El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios.

«Dadles vosotros de comer «

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 14, 18-20

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salem, ofreció pan y vino. Era sacerdote del Dios Altísimo. Y bendijo a Abrahán diciendo:
–Bendito sea Abrahán de parte del Dios Altísimo, que creó el cielo y la tierra.
Y bendito sea el Dios Altísimo que ha entregado tus enemigos a tus manos.
Y Abrahán le dio el diezmo de todo.

Salmo

Sal 109, 1. 2. 3. 4 R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.» R.
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.» R.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.» R.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 11, 23-26

Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.»
Lo mismo hizo con la copa después de cenar, diciendo:
«Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía.»
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis de la copa, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 9, 11b-17

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar a la gente del Reino de Dios, y curó a los que lo necesitaban.
Caía la tarde y los Doce se le acercaron a decirle:
–Despide a la gente que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida; porque aquí estamos en descampado.
El les contestó:
–Dadles vosotros de comer.
Ellos replicaron:
–No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío. (Porque eran unos cinco mil hombres.)
Jesús dijo a sus discípulos:
–Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.
Lo hicieron así, y todos se echaron.
El, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.